domingo, 22 de agosto de 2010

1. El desastre de República Cromañon no fue un accidente

© 2005, Jorge Luis Devincenzi
CRO–MAGNON: Pueblo de la Dordoña, en Francia. Estación prehistórica notable.

PEQUEÑO LAROUSSE ILUSTRADO 

¿Por qué?



Para muchos fue una tragedia, y hasta nos estamos acostumbrando a llamarla así, naturalmente.
Ante micrófonos y cámaras, el ahora ex jefe de Gobierno Aníbal Ibarra, insistió en definirla como “la mayor tragedia por causas no naturales”. Parecía un descargo, una frivolidad del lenguaje, como si no fueran naturales sus causas aunque sí sus consecuencias.
Otros dramas cotidianos, tan antinaturales como el incendio de República Cromañón, se escamotean en el rubro estadísticas: hay entre veinte y treinta víctimas diarias por accidentes de tránsito producto de la imprudencia, miles de argentinos no llegan al año de edad por enfermedades o hambre cronificadas, más de diez millones de compatriotas son pobres, cinco millones no se jubilarán nunca, un millón y medio de chicos argentinos viven “en la calle”, cuatro de cada cinco menores son pobres.
Lo que sucedió a cien metros de Plaza Once la noche del jueves 30 de diciembre de 2004 no fue una combinación fortuita de circunstancias ajenas al control y la responsabilidad humanas, un suceso provocado por la intromisión de unos dioses vengativos u obra de la fatalidad.
República Cromañón es el corolario necesario de la fragmentación y privatización del espacio público, de una sociedad anómica y un Estado impotente, ciego o distante. De la impunidad y la elusión. De un pueblo abandonado. De una infancia y juventud aturdidas y desamparadas.
De los simulacros, la banalización y las puestas en escena de la política. De una lógica corporativa situada por encima de los intereses de la sociedad y de la complicidad institucionalizada. De una excentricidad imbécil y lucrativa, de la desmesura y la trasgresión instaladas como épicas de mercado. De la utilidad como explicación última de la condición humana. De una escala de valores falsificada por la despolitización, la indiferencia, la improvisación, el vaciamiento del lenguaje y las urgencias del consumo.
Se menciona la inocencia o culpabilidad de las víctimas: ¿qué irresponsable tiró la bengala?
Por algo será, por algo fue.
¿Fue accidental? Sólo hasta cierto punto o no en gran medida. La conjunción de un lugar muy peligroso, un empresario desaprensivo asociado con un grupo de rock incapaz de medir las consecuencias de su marketing y varios miles de adolescentes, todo en el contexto de un Estado ausente, fueron una asociación de circunstancias que preanunciaban ese resultado.
República Cromañón es un espacio degradado donde se ha ejercido violencia, una violencia que por todos lados se pretende naturalizar.
Es la barbarie instituida.
La ley de la selva. Por eso aquí no será llamado “accidente”[i].




[i] El ex fiscal Julio Strassera, defensor de Ibarra, equiparó el incendio con una “picada” mortal, afirmando que sería insensato culpar a la policía que no la hubiera impedido. Si las picadas están prohibidas, y la institución policial es el organismo que debe hacer cumplir esa ley, su responsabilidad es indubitable. La defensa sostiene que fue una especie de accidente absolutamente casual.

1 comentario:

  1. Strassera defendía a Ibarra...y bueno...
    La cadena de responsabilidades, la corrupción (se habló de la "caja" de Vilma Ibarra), la negligencia, el estado ausente, un Jefe de gobierno, Ibarra, indolente, ausente, inútil,irresponsable, inescrupuloso..
    Y una frase de una madre ya difunta que coronó los hechos : "Pero vos sos un cadáver político... Vos Ibarra sos una circunstancia... ", resuena la acusación de Mariana Márquez cara a cara con inepto Jefe de Gobierno . Inolvidable

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