domingo, 15 de agosto de 2010

16. Reynoso

Cuando fue relevado de su cargo en 1999, en plena campaña electoral argentina, Abel Reynoso, titular local de la DEA, tuvo un diálogo sumamente revelador con un periodista de la revista Noticias.

—"¿Es cierto que la DEA investiga una mega-red de lavado que involucra a tres grandes bancos multinacionales con sede en el país?

—Es correcto.

—¿Hay gente del gobierno implicada en la maniobra?

—Solo puedo decirle que esto se maneja a nivel muy alto.

—¿Pensaba que la situación en la Argentina era tan compleja?

—Solo puedo decirle que ahora entiendo por qué en la DEA nadie quiere ir a la Argentina.

—¿Está tomando alguna precaución?

—Pedirle a Dios que el primer tiro de ellos falle, porque yo no pienso errar. Estoy esperando el balazo.

—¿...?

—Si me pasa algo, ustedes sabrán de donde tirar el hilo. Si me matan, ya saben de que se trata".

Para la prensa, en la renuncia de Reynoso habría incidido su mala relación con los funcionarios Alberto Kohan y Eduardo Amadeo y frecuentes choques con el virtual embajador norteamericano, el agregado Manuel Rocha.

Amadeo sostenía que la Secretaría a su cargo impulsaba un proyecto de ley para controlar el lavado de dinero proveniente del narcotráfico, pero el proyecto hasta ahora no tuvo tratamiento legislativo. En 1990, el nuevo Presidente había anunciado que entre sus "planes", si es que el riojano tenía algún plan estratégico excepto el de perpetuarse en el poder como un príncipe de los arrabales del mundo, figuraba el establecimiento de un sistema bancario off-shore en el Río de la Plata. Establecer un paraíso fiscal no podía significar otra cosa que atraer dinero fuera de los controles estatales. Este dinero proviene mayoritariamente del narcotráfico y del comercio de armamentos, pero sobre todo del primero. En la era globalizada no hay discurso mas esquizofrénico que el referido al tráfico de drogas.

Según pudo saberse, Reynoso investigaba las vinculaciones entre ciertos estudios jurídicos de Montevideo con empresas como Daforel y bancos como el City y el MTB en el lavado, en poco más de un año, de al menos 1.300 millones de dólares provenientes del narcotráfico, el tráfico de armas, el contrabando de oro y las coimas de las privatizaciones, denunció la revista Noticias.

Daforel pertenecía al ex - teniente coronel Diego Palleros, quien no solo denunció que lo habían sentenciado a muerte si retornaba a la Argentina: además reconoció que varios millones de dólares habían sido transferidos de esa empresa al grupo Yoma.

Palleros está asilado en Sudáfrica, que fuera refugio de muchos procesistas, sobre todo de la Armada. El embajador argentino en Johannesburg es Hugo Porta, íntimo colaborador de Alberto Kohan. Kohan ha viajado a Sudáfrica con cierta frecuencia y nunca se ha sabido con exactitud los motivos de estos desplazamientos.

Por el MTB pasó dinero de Yoma, de la mafia del oro y del tráfico de armas. Ese banco mayorista está dirigido por Bob Bartolomew, un lobbista republicano de la comunidad de inteligencia de los Estados Unidos, muy vinculado a George Bush, el amigo del caudillo riojano.

A través del Exxel Group, el CEI aparentó comprar las empresas del grupo Yabrán tras su suicidio.

El socio mayoritario del CEI es el Citibank, uno de los mayores acreedores de la Argentina. El prófugo banquero Raúl Moneta fue mandamás del CEI y se lo considera ampliamente vinculado con el poder político menemista.

El detenido —en New Jersey, USA—Enrique Piana terminó colaborando con la DEA y el FBI luego de declararse culpable y asegurar que él era solo una "mula" en la transferencia mayorista de dinero sucio.

Piana fue defendido por el abogado Jorge Mazzaglia, directamente vinculado con Yabrán y la Fuerza Aérea, y por su allegado el doctor Calzada, un admirador de Rico que integró la dotación del Sifa, el Servicio de Inteligencia de esa institución. Calzada, además de su defensor, era socio de Piana en una de sus empresas-fantasma.

El abogado Jorge Mazzaglia fue convocado por el propio Etchegoyen, junto con el también abogado Jorge Lecumberry, para que se hiciera cargo de la conducción efectiva de la Aduana, en febrero de 1990.

Durante ese período se produjeron varios casos de contrabando de armas, la célebre introducción de las valijas Samsonite por el área VIP de Ezeiza, que involucró a Amira Yoma, Caserta, y un grupo de narcos; en los meses finales anteriores a la desactivación del proyecto misilístico conocido como Cóndor fueron muchos los esfuerzos del grupo menemista para detener la ofensiva yanqui mientras al mismo tiempo se lo ofrecía en Medio Oriente.


Partes del misil o artefactos completos pueden haber salido por Ezeiza en esa época: todas las fechas y circunstancias coinciden. Hay sospechas de que Yabrán y Yoma fueron, asociados con Al Kassar, sus agentes de venta en Medio Oriente.

Aparentemente, Mazzaglia llegó a la Aduana por consejo del propio Alfredo Yabrán al brigadier Rodolfo Etchegoyen, a quien había conocido cuando este era jefe de la Segunda Brigada Aérea con asiento en Paraná.

Mazzaglia terminó asociándose con el ex - fiscal Plee y el multifacético Alberto Piotti. Todos ellos, durante su paso por la función pública, ganaron arrebatadoras batallas mediáticas contra los carteles de la droga. Estaban, curiosamente, muy preocupados por combatir este flagelo con amplia cobertura, si era posible, de la televisión en los horarios-pico. Su cotización subía raudamente a medida que confiscaban mas kilos de droga: eran invitados a los almuerzos de Mirta Legrand, dictaban conferencias, se les temía y se convirtieron en imprescindibles hombres de consulta.


Quienes conocen los secretos de la investigación del atentado contra la Amia afirman que Piotti tenía una relación mas que estrecha con los comisarios Rivelli, Rodríguez y Klodzyk.

La locuacidad de Abel Reynoso no había sido menor que la de otro ex - responsable de la DEA en la Argentina. Michel Levine había reconocido ante la prensa lo que todo el mundo sospechaba: “La CIA no solo protege a algunos narcotraficantes, sino que muchas veces entra en las operaciones ilícitas, la CIA determina qué y cómo hacer las cosas, en tanto la DEA debe aparentar que lucha contra la droga. En la Argentina me di cuenta que la CIA protegía a ciertos narcotraficantes”. Si era así, podía sospecharse que la publicitada introducción de las valijas Samsonite a cargo de Ibrahim - Caserta - Amira podía tener una explicación mas sutil e inescrutable que la que la opinión pública conoció. La DEA, en esos días, había informado a la justicia argentina que la banda no tenía antecedentes.

Mentía. Algunos de sus integrantes no solo habían sido detenido con anterioridad por tenencia de droga. También habían formado parte de las milicias anticastristas que la CIA adiestró, protegió, financió, y llegado el caso, mandó al matadero.

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