lunes, 23 de agosto de 2010

4. Cromañon. Sin oxígeno

En la contratapa de "Presión", el CD que Callejeros presentó en junio de 2004 en el miniestadio de Atlanta, puede leerse:



"Arterias y venas se entrelazan, se estrangulan, se pelean, se bifurcan. Poco a poco, el oxígeno se acaba. Los músculos se contraen, la aorta se ahorca. La yugular se hincha hasta viajarte a las situaciones más extremas. La piel se congela, los oídos se cierran". 



En el espectáculo que promocionaban para la noche del 30 de diciembre de 2004 en Bartolomé Mitre al 3000, el oxígeno se acabó antes de lo esperado.

Los informes médicos de los 900 atendidos en una decena de hospitales, dan cuenta que la mayoría sufrió dos tipos de asfixias, una provocada por monóxido de carbono y otra por ácido cianhídrico.

El primero se disipa rápidamente con una buena aireación, eventualmente con una cámara hiperbárica como las utilizadas por los buzos que sufren descompresión, y las secuelas dependen del tiempo de inhalación. Su concentración en el local debía ser alta por la existencia de 4 a 6 personas por metro cuadrado, admisible en un lugar abierto pero no en un ámbito cerrado y con escasa ventilación. Numerosos testigos señalaron después que, antes del incendio, el lugar era irrespirable.

El ácido permanece largo tiempo y deteriora el organismo porque ataca masivamente las células en el complicado proceso de ósmosis.

Conocido también como ácido prúsico o cianuro de hidrógeno, está químicamente emparentado con el cianógeno[i], uno de los gases empleados en la Primera Guerra Mundial para diezmar las trincheras enemigas, hoy técnicamente prohibido por la Convención de Ginebra.

Siguiendo el excelente trabajo del doctor Brian Harmon, de la Universidad de Ohio, sobre el empleo del ácido cianhídrico en los campos nazis de exterminio, es posible internarse en los procesos atómicos de la célula para entender cómo mató en República Cromañón.

Los cianuros son un amplio grupo de compuestos que contienen el ión negativo formado por un átomo de carbono unido por un triple enlace a un átomo de nitrógeno. Pueden encontrarse tanto en estado gaseoso como formando sales. Cuando se combinan con el hidrógeno forman el ácido cianhídrico, que a temperatura ambiente se presenta como gas.

Las células necesitan energía, y ésta es transportada en forma de una molécula llamada adenosín trifosfato (ATO). El metabolismo de moléculas como la glucosa (azúcar) o los lípidos (grasas), libera energía que es usada para fabricar más ATP, un "portador de energía" que permite a las células utilizar la existente en los alimentos. Una célula morirá sin el ATP, si un producto químico interrumpe su producción.

El cianuro es uno de ellos.

Casi todo el ATP se produce en las mitocondrias, pequeño orgánulo celular, que son las "centrales eléctricas" de una célula. Poseen dos membranas, una interna y otra externa, muy permeable ésta, y casi impermeable la primera. Sólo el dióxido de carbono (CO2), el agua (H2O) y el oxígeno (O2) pueden cruzar esta membrana sin recurrir a proteínas de transporte. Las células producen ATP a través de una combinación del sistema de transporte de electrones y la fosforilación oxidativa en la membrana mitocondrial interna. Éste transporte consiste en un intercambio de electrones y así como en una batería los electrones van al polo positivo, en el sistema celular son llevados hacia el oxígeno, que actúa como un "sumidero" de electrones. Es aquí donde el oxígeno juega su rol en el metabolismo.

El flujo de protones en uno y otro sentido se realiza a través de una enzima denominada ATP sintetasa, que facilita el intercambio, y para que este se produzca debe haber mayor concentración en el exterior que en el interior de la célula. Si algo impide sostener ese desequilibrio al sistema de intercambio, la síntesis del ATP se interrumpirá y la célula muere.

El metabolismo necesita imperiosamente oxígeno, y se detendrá si no lo tiene, así como el proceso osmótico debe empujar electrones hacia el oxígeno para mantener el flujo.

En este último paso, el oxígeno se satura de electrones para producir agua. El cianuro impide la transferencia de electrones al oxígeno afectando a la última proteína que interviene en el sistema de transporte de electrones, llamada citocromo.

El cianuro llega a las células principalmente a través de la sangre, y se difunde a través de los pulmones durante la respiración.

Los electrones que pasan por el STE son transportados por tres tipos de moléculas: proteínas ferrosulfúricas, ubiquinona y citocromos. Son estos últimos por donde se cuela el cianuro a través de la hemoglobina, cambiando la naturaleza física del hierro (Fe) presente en ella. En la hemoglobina normal, la molécula de hierro del grupo tiene dos valencias (Fe2), el estado ferroso, y la que no lo es se convierte al estado férrico (Fe3).

Normalmente, el citocromo pasa los electrones al oxígeno y éste fuerza el proceso osmótico. Pero el cianuro (como el monóxido de carbono) se une al citocromo con más fuerza que el oxígeno, desplazándolo. Por lo tanto, destruye no solo las células que entraron en contacto, sino, a través de la hemoglobina y la sangre, va destruyendo todo el organismo privando a las células de oxígeno. Ahogándolas.

La toxicidad para seres humanos es la siguiente: la exposición a 150 partes por millón (ppm) durante entre media y una hora puede poner en peligro la vida. La muerte puede sobrevenir por una exposición de pocos minutos a 300 ppm. Según el profesor Dr. Osvaldo Curci, Jefe del Centro Nacional de Intoxicaciones, en su texto “Toxicología”, puede matar en “solo 2 o 3 respiraciones”. Curci es un prestigioso forense que colaboró en las tareas de análisis de los cadáveres de jovenes que se amontonaban en la desbordada Morgue Judicial tras el incendio en el boliche bailable[ii].

Según el Chemistry of Industrial Toxicology (pág. 94): “Es la velocidad de acción, más que la pequeña cantidad que hace falta para una dosis letal, la que da al cianuro su reputación como el tóxico común más poderoso”.

Sus halogenuros son muy utilizados en la industria química: en la fabricación de hormiguicidas y amoníaco, polímeros y monómeros (metacrilato de metilo y hexametilendiamina), galvanoplastía y gomas sintéticas, limpieza de oro y plata, etc.

Durante la Segunda Guerra Mundial, su nombre comercial en Alemania era Zyklon–B, y se ofrecía en el mercado como un efectivo veneno para plagas de sangre caliente como ratas y murciélagos. Fabricado por la Química Degesch, subsidiaria de la I.G Farben, fue usado masivamente en los campos de concentración para matar millones de seres humanos en las “duchas”.

Los pacientes con síntomas de inhalación tienen algunos de estos síntomas: ahogo, ansiedad, temor a una muerte inminente, trastornos de conducta y conciencia, taquicardia, hipotensión, cefalea, disnea, visión borrosa, náuseas, vómitos, taquicardia y, en casos muy graves, convulsiones y coma.

La metahemoglobina en sangre produce cianosis de piel y mucosas, más visible en pómulos, pabellones de la oreja, ventanas nasales, uñas, palmas de las manos, labios, conjuntivas oculares y velo del paladar; la sangre arterial adquiere un característico color achocolatado.

Veinte días después de la catástrofe, Maximiliano Marchini, de 16 años, seguía vomitando un líquido oscuro en la sala de terapia intensiva del Hospital Rivadavia donde estuvo 60 días internado. Sebastián Cortina subestimó el corte que se había hecho en una pierna al salir del local y se retiró a su casa. Al día siguiente concurrió a un hospital para curar la herida. En la entrevista mencionó que sentía ahogos: los médicos le indicaron un urgente análisis de sangre. Quedó internado con oxígeno y respirador.

A mediados de marzo había aún dos internados por complicaciones respiratorias y en julio murió la víctima 194 por la misma causa.

”Cuando la espuma de poliuretano y la guata entran en combustión producen, la primera, ácido cianhídrico (cianuro de hidrógeno), dióxido y monóxido de carbono entre otros vapores tóxicos; la guata, cuando se quema, genera dióxido y monóxido de carbono. La media sombra, que según los testimonios fue lo primero que se quemó, antes de ceder el fuego al techo del local, origina dióxido y monóxido de carbono y acroleína”[iii], o aldehído acrílico, que es un poderoso lacrimógeno y muy tóxico.

Al parecer, las expectoraciones oscuras se debían a este último producto.

El informe del Instituto de Tecnología Industrial (INTI) agregado a la causa determinó que el nivel de ácido cianhídrico en el aire del local, con el volumen de guata, espuma y media sombra que se incendió, era de 180 ppm con el boliche vacío y de 225 ppm con el local lleno. El informe agrega que el nivel letal para ratas de laboratorio es de 150 a 220 ppm.

Un centenar había sufrido quemaduras producidas por la combustión de esos mismos textiles decorativos instalados ilegalmente, que goteaban cayendo como líquidos incandescentes.

Esas jaleas a muy alta temperatura se adhieren provocando quemaduras de segundo y tercer grado en las distintas capas de la piel, incluso las más profundas, y también dañan órganos y huesos, y producen disfunciones respiratorias concomitantes. Según el INTI, los materiales ardieron a más de 400° centígrados.

Otras murieron por aplastamiento. Detrás de la fatídica puerta de emergencia cerrada con candado y alambre, una pila de cuerpos de 1,80 metros de altura por 5 de ancho, fue el primer obstáculo que encontraron los bomberos para poder ingresar al local. Las pericias determinaron que solo dos de las seis puertas estaban abiertas, y que el entrepiso, sector VIP, carecía de salida contra todas las normativas vigentes. Encimados, se habían apisonado unos sobre otros buscando oxígeno.



[i] Cianuro de mercurio. En varias de sus obras, el escritor británico Robert Graves da cuenta de los efectos perniciosos del cianógeno en la Primera Guerra Mundial, habiendo sido él mismo una de sus víctimas, con daños pulmonares irreversibles, como soldado en el Regimiento de los Reales Fusileros Galeses.
[ii] Curci fallece en un accidente de tránsito en setiembre de 2007.
[iii] En el website del Mercurio de la Salud (Chile), en su editorial del Numero 75.

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