domingo, 12 de septiembre de 2010

23. Cromañón, la reingeniería social y los winners

¿El arte???


Muchos de estos jóvenes, los de la banda y el público, son las víctimas de la “reingeniería social” aplicada en la Argentina desde 1976 en adelante. Como los de los desaparecidos, algunos también son hijos, pero de una segunda generación de perdedores.
Villa Celina, el barrio de origen de Callejeros, forma parte  del partido de La Matanza, que con 3 millones de habitantes, tiene más que la mayor parte de las provincias argentinas.
Entre los jóvenes el desempleo duplica la media del país, llegando al 26% excluyendo a quienes cobran planes sociales. Cinco millones no tienen cobertura de obra social o prepaga.
Desde el 2001, se duplicó la cifra de jóvenes que no estudian ni trabajan.
Testigos relataron la existencia de una improvisada guardería en el baño de mujeres del local, a un peso por bebé sobre la mesada, y que luego se convertiría en trampa mortal. En el año 2000 nacieron en Argentina casi 100.000 bebés de madres de entre 15 y 19 años, el 30% en la provincia de Buenos Aires. Pero la opinión pública pareció reaccionar horrorizada cuando la prensa hizo público que muchas chicas habían llevado a sus bebés al recital. El cantante Fontanet salvó a uno de ellos. La psicoanalista Silvia Bleichmar opinó: “Es una acusación teñida de prejuicio, ya que nadie inculparía a una madre que habiendo dejado a su niño en la guardería del shopping para ir a hacer compras, o ver una película, lo perdiera en un incendio, ni a aquella cuyo niño muriera en la colonia de vacaciones de un club que no tomó los resguardos suficientes”, escribió.
También en el 2000 murieron en la provincia 2.608 jóvenes por accidentes, suicidios y homicidios. En La Matanza, la pobreza (incluida la indigencia) alcanza al 76,9% de la población, similares al del NO y NE de la Argentina.
En 1994, el 53% de la población del GBA carecía del servicio de agua potable y cloacas. Ese año se privatizó Obras Sanitarias y la concesionaria se comprometió a abastecer al 100% de la población en 10 años. No fue así: hoy en día, el 58% de los habitantes del GBA no tienen agua corriente.
Según cifras confiables de la CTA basadas en estudios del Indec y Siempro, en la provincia de Buenos Aires hay casi 2 millones de jóvenes de entre 19 y 24 años que viven en la pobreza, y otros 620.000 en la indigencia. Más de 461.000 no estudian ni trabajan: de ellos, 92.000 tienen entre 15 y 18 años, y 368.000 entre 19 y 24 años. 
La ciudad de Buenos Aires, con su falsa opulencia a cuestas, no se queda atrás; 56.000 chicos de 16 a 24 años no estudian ni trabajan. De ellos, 48.700 ya cumplieron 19 años.
A la vez, más de 1.200.000 jóvenes de hasta 29 años son jefes o jefas de hogar. Si en 1983 los más ricos de la pirámide ganaban 13 veces más que los más pobres, en el 2003 la diferencia era de 50 veces.
Las últimas cifras del Indec calculan una pobreza del 55% de la población del país (41% de pobres mas 15% de indigentes) en una tendencia que decrece tan lentamente desde 2003 que puede considerarse como un problema estructural para los próximos decenios, y con un daño irrecuperable para sucesivas generaciones.
Gran parte del público de Callejeros y sus propios integrantes se encuentran dentro de estas cifras escalofriantes, pero la oferta cultural tiene la extraña cualidad de extenderse horizontalmente.
Estos chicos son las víctimas de unas políticas conservadoras que se aplicaron en el país desde 1976, y sobre todo a partir del triunfo del menemismo.
La educación es un factor crítico. La instrucción pública en la provincia de Buenos Aires explotó desde que la Ley Federal de Educación la desarticuló con el argumento engañoso de la modernidad. ¿Si la Argentina solo produciría comodities, para qué seguir desarrollando escuelas industriales, por ejemplo? En la provincia de Buenos Aires, “polimodal” y flexibilización laboral son una misma cosa.
Desde entonces, más y más chicos concurren a escuelas primarias y a veces secundarias, convertidas en guarderías o comedores, con un nivel educativo y una inversión decrecientes (¡hay que mantener el equilibrio fiscal!), mientras la “excelencia” se arrincona en las clases pudientes y las universidades aranceladas. 
Para el ministro de Educación Daniel Filmus, “cambió el sentido de la movilidad social. Estamos ante la primera generación de jóvenes que están peor que sus padres, y eso generaliza una suerte de pesimismo social. La compra de libros de texto bajó de 12 a dos millones entre 1980 y 2002, principalmente porque se abandonaron hábitos típicos de los sectores medios como la lectura", reflexionó.
Aunque un sector importante del país percibe que esta situación pareciera tender a cambiar, lo cierto es que la distribución del ingreso se mantiene casi inalterable, como si el “derrame” continuara.

Winner

Son pocos los que lo defienden hoy en día. En una entrevista a la televisión a fines de marzo de 2005, un Charly García alcoholizado y vacilante, exclamó: “¡Free Chabán, loco!”. El ex actor y legislador Héctor Bidonde lo definió redondamente como “un hijo de puta” en la sesión donde los opositores quisieron cargarse a Aníbal Ibarra frente a las cámaras.
De familia musulmana acomodada, Emir Omar Chabán se hizo fanático de la cultura germánica por proximidad: se educó en Villa Ballester, una localidad de clase media alta donde prospera una de las colonias alemanas más numerosas y ricas del país.
Típico representante de “la movida” de los 80 que, sazonada en la brutalidad sin atenuantes de la dictadura, se lanzó a la trasgresión ilimitada, Chabán se inició en el negocio del espectáculo con el café Einstein, en 1985 inauguró Cemento, en Estados Unidos al 1200 (del que dijo que tenía “una onda zen”), y en los 90 Die Schule, en Congreso.
En abril de 2004, con la participación de Callejeros, abriría República Cromañón en Plaza Once, pero el país ya no era el mismo y ellos tampoco. Esa noche, mientras lo fotografiaban, dijo a los medios allí presentes: "Lo único que me gusta es cagar guita. Me calienta más que una mina. Entro en un orgasmo absoluto". 
Chabán pasaba por ser intelectual, empresario y actor.
Él mismo se definió así: "Mi primer nombre es Emir, y un Emir es una especie de príncipe. A mí me gusta creerme que soy importante. Por eso no caigo bien: soy un poco fanfa, snob, idiota, superficial y genio".
Mientras el poder tradicional se refugiaba en Punta del Este e Hipopótamus, los nuevos poderosos elegían las playas de Pinamar, los boliches Pachá, Cemento y los emprendimientos de la pareja Fassi Lavalle. Fueron los iconos de la década del 90, donde se certificaba que política, ostentación y espectáculo eran una misma cosa, aderezada por la irrupción de nuevas generaciones desmemoriadas o recicladas.
Políticos y empresarios mostraban sus vidas privadas con modelos, vedettes y prostitutas de alto cachet, se tejían alianzas y negocios y la cocaína circulaba libremente acompañando el obligado champán de la época. El polifuncionario José Luis Manzano, que según confesó “robaba para la corona”, fue uno de sus habitués. Todos eran menemistas y rockeros: la privatización generalizada de la Argentina era imparable, tal como lo certificaban las encuestas, las elecciones y “la vida loca” en la Casa Rosada. Las empresas que se habían alzado con el patrimonio común de los argentinos solían despedir el año en Cemento y “Gente”, propiedad de los Vigil y dirigida por Chiche Gelblung, fotografiaba el descontrol, convirtiéndolo en una instantánea de la Argentina feliz.
Yamil, hermano de Omar Chabán, aclimatado a los nuevos aires de la época, comenzó a recorrer el camino de la política como concejal menemista de la primera hora en el Partido de San Martín. El 2001 le truncó un ascenso tan promisorio, pero siguió asociado con Emir en el negocio del espectáculo.  
A los vecinos les costó muchísimo encontrar un juez que atendiera sus quejas por los ruidos y molestias que provocaba Cemento, porque ese público era la principal malla de protección de Chabán.
Cuando al fin lo encontraron, el local fue clausurado a pesar de Federico Pinedo y Guillermo Francos, por aquel entonces jefes de inspectores municipales, que dejaban hacer.
Chabán compartió cartel con el doctor Albino Estefanolo en Luca Vive, una película dirigida por Jorge Coscia que recorre la vida del rockero Luca Prodan. Abogado mediático que participó en la causa Cóppola, Estefanolo defiende actualmente al patovica retirado Raúl Villarreal: “Necesito un relaciones públicas fuerte”, dice Villarreal que le dijo Chabán.
Es filósofo en sus ratos libres: “Hay una cuestión perversa y cíclica del sistema y es que, cada tanto, tienen que reventar muchos jóvenes. Por eso existen las guerras, por eso existió la dictadura. Es como una variante de impotencia sexual ligada a la decrepitud de los que tienen el poder, según la cual aquellos que tienen una vida sexual liberada y plena tienen que pagar"[i].
En consonancia, y continuando la línea de proximidad con los alemanes de Villa Ballester, se casó con una actriz de origen suizo-germano educada en las mejores escuelas de Ginebra y proveniente de una familia poderosa con domicilio en la calle Melián, en el aristocrático Belgrano R., que había sustentado las peores dictaduras de la Argentina, precisamente las que asesinaron jovenes y que, como se mencionó arriba, tenía una visión parecida sobre el sexo y el poder.
Para los Alemann, ese matrimonio era otra de las muchas excentricidades de Katja, la media hermana. Para Chabán, que hacía de una fingida locura el eje de su propio marketing, fue el espaldarazo.


[i] Entrevista no publicada para el Suplemento Sí de Clarín, diciembre 2003.

© 2005, Jorge Luis Devincenzi.

2 comentarios:

  1. Jorge:
    Permitime algunas disidencias y comentarios.
    1 "Gran paste del público de Callejeros y ellos mismos provienen de..."
    Otra gran parte del público (quizá mayor) provenía de la clase media con mejor situación económica y cultural. Recuerdo muy bien, porque acompañé a mi hijo a sacar entradas, que no eran baratas, precisamente.

    2 Con relación a Chabán, antes, en Cemento esra un pope de la cultura pop, under, rockera y off. Todos los ídolos pasaron por el Parakultural y Cemento (Batato, Tortonese, Las Gambas, Gieco, etc.); ¡y ahora resulta que es un asesino serial y la encarnación de todos los males!

    3 Más allá de la tragedia en sí es indudable que lo que se montó sobre ella fué un pequeño golpe al estilo Honduras, donde Clarinete y compañía se libraron de Ibarra aprovechando su debilidad política, NO su responsabilidades, si las hubo.

    4 Con relación al hecho en sí, es al cuete tratar de esquivar el bulto y terminar culpando a un par de chivos expiatorios y al fabricante de bengalas, al descubridor de la pólvora. Van a terminar encanando a Prometeo por haber robado el fuego...
    La responsabilidad de Callejeros, de parte del público, de nosotros mismos, es insoslayable, cada uno en su medida.

    Tu artículo está lleno de datos impresionantes y valiosos y luego se sume en una confusión no menos frondosa.
    Es al cuete asociar a la pobreza todo el origen de todos los delitos. No va a llevar a la solución. Hay que leer y consultar, TAMBIÉN, a los que estudian el tema con rigor. Incluso, escuchar la opinión de gente de afuera, que no está tan dolida y cercana al asunto como nosotros.
    Por ejemplo, a la brasileña Patricia Melo, que aporta ideas interesantes en Diagonal Sur, Marcelo Cohen y otros, Buenos Aires, 2007, Edhasa.

    Más allá, bienvenido el intercambio de opiniones.
    Gracias

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  2. Fernando:
    Lo escribí en 2005 y quizás haya profundizado o cambiado mi punto de vista en algunos temas.
    Es cierto, el rock es un fenómeno transversal que atraviesa los sectores sociales.
    En verdad, cito a Reguillo porque es una de la que estudió a las tribus urbanas con más rigurosidad. Quizás mi idea estuvo centrada en el Estado prescindente, lo que de ninguna manera significa ausente. Gracias por comentar

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